Dra. Gabriela Bortz (CONICET/UNQ, miembro de REDAPPE) / Tw: @gabybortz
Msc. Claudia Widmaier (OWSD Uruguay, DiploCientífica) / Tw: @WidmaierClaudia
América Latina es una región de gran diversidad social, productiva, biológica y cultural. Alberga 7 de los 17 países con mayor biodiversidad, el 15% de las lenguas del mundo y constituye -también- la región más desigual del mundo.
La pandemia de COVID-19 no sólo afectó a la salud de millones de personas, sino que también tuvo un grave impacto en el desarrollo económico y social de la región, agravando las debilidades de sus sistemas de protección social y de atención sanitaria. La mejora de la situación social y económica de la región y un plan de recuperación en términos de un desarrollo sostenible e inclusivo dependerán de la capacidad de los países para adaptarse y/o generar nuevas estrategias regionales para prever un futuro mejor.
Como región, América Latina ocupa el 5° lugar en el Global Innovation Index2, después de América del Norte, Europa, Sudeste Asiático y Oceanía, Norte de África y Asia Occidental. Hoy Chile (53), México (55), Costa Rica (56), Brasil (57), Uruguay (65), Colombia (67), Perú (70), Argentina (73), entre otros países, son importantes actores en el desarrollo en CTI en la región. Si bien estos países cuentan con importantes capacidades en el sector, estas aún no se han integrado de manera sistémica en proyectos nacionales y/o regionales de desarrollo. Su funcionamiento se mantiene aún como islas, mayormente disociadas tanto de las necesidades socioproductivas como de su utilidad para informar políticas públicas. Si bien las capacidades de innovación han permeado la dimensión discursiva en nuestros países, esto requiere avanzar hacia procesos sistémicos de integración, gobernanza y de un reposicionamiento de la CTI en la agenda política de los países de ALC integradas en planes de desarrollo a largo plazo.
Algunas tendencias que prevalecen en la región son:
- La contradicción entre las políticas de CTI explícitas y el peso real de la CTI en la política, la financiación, la estructura económica y las instituciones regionales.
- La I+D ha estado más orientada a las agendas internacionales, desvinculada de las necesidades socio-productivas regionales con un bajo nivel de inversión en actividades que movilicen estos conocimientos hacia la solución a problemas de desarrollo.
- Un papel importante a la CTI puede servir para transformar la tendencia histórica de América Latina, donde la competitividad ha estado basada en los bajos costos de los factores de producción, la disponibilidad de materias primas o en factores geográficos, lo que resultaba en una competitividad extractiva de corto plazo y en desigualdades sociales.
- La CTI sigue siendo una política aislada, que no permite avanzar hacia nuevos conocimientos, tecnologías y redes para los cambios estructurales y la diversificación productiva alineados con las estrategias de desarrollo sostenible e inclusivo a largo plazo.
- La continua interrupción de las políticas económicas, productivas y sociales impiden el desarrollo de capacidades a largo plazo.
- La producción de CTI también está desvinculada de la formulación de políticas. Tomar decisiones para el desarrollo en un mundo cada vez más incierto exige aprovechar esta capacidad para informar mejores políticas públicas.
Los tiempos actuales presentan en nuestra región retos que requieren acciones con un enfoque transdisciplinar que colabore con el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico, la formulación e implementación de políticas, la promoción del desarrollo productivo en clave regional y saberes experienciales para encontrar soluciones a estos desafíos.
La generación de redes entre disciplinas, entre regiones y entre países se presenta como una vía de intercambio, aprendizaje y construcción de capacidades para enfrentarlos (Bonilla et al., 2021).
La diplomacia científica y de innovación han surgido en los últimos años como un movimiento académico y una agenda de investigación y acción interdisciplinaria a nivel internacional que articula el compromiso de diversas disciplinas y partes interesadas en la interfaz de la ciencia, la tecnología y la política exterior como vía de resolución de problemáticas, hasta ahora escasamente explorada en la región. Aunque el proceso en la región es reciente y fragmentado, sí es posible registrar algunas primeras iniciativas, enfoques, agendas y prácticas que buscan esta articulación e institucionalizar estas dinámicas (Da Silva et al, 2021).
En este escenario, la Red DiploCientífica* y la Red Argentina de Profesionales de la Política Exterior (REDAPPE), desde su Comisión de Ciencia Tecnología e Innovación, aunan sus esfuerzos. La generación de “redes de redes” apunta a la generación de estrategias colaborativas que pongan en circulación y movilicen actores, experiencias, saberes y recursos a través de fronteras nacionales, disciplinares y organizacionales de manera dinámica. Esto se vuelve clave en realidades como las de América Latina, donde la búsqueda del desarrollo sostenible para las generaciones presentes y futuras plantea un énfasis crítico en el respeto al planeta y sus recursos. Esto requiere romper los silos e institucionalizar espacios y redes de intercambio, aprendizaje y construcción de capacidades para que las políticas de CTI, política exterior, políticas productivas, sociales y de desarrollo, nacionales, subnacionales y regionales se alineen hacia visiones transformativa en el largo plazo.
1 El índice global de innovación (GII por sus siglas en inglés) es una publicación anual creada por la Escuela de Negocios INSEAD en 2007, y copublicada con la Universidad Cornell. El Índice Mundial de Innovación clasifica los resultados de la innovación de 141 países y economías de distintas regiones del mundo, sobre la base de 84 indicadores. En esta edición se analiza la incidencia que las políticas relacionadas con la innovación tienen en el crecimiento de la economía y el desarrollo.El índice evalúa dos grupos de indicadores: indicadores de entrada (insumos) e indicadores de salida (resultados). En el primer grupo, se evalúan las instituciones, el capital humano e investigación, infraestructura, sofisticación del mercado y sofisticación de negocios. En el segundo grupo, se analizan los resultados en términos de producción de conocimiento y tecnología, y producción creativa. La relación entre estos dos índices expresa qué tan eficiente es un país en la generación de innovación teniendo en cuenta la calidad y cantidad de los insumos empleados.
* DiploCientífica es una organización de personas comprometidas con la Diplomacia Científica en la Región Latinoamericana y el Caribe, cuya misión es promover “la Diplomacia Científica en Latinoamérica y el Caribe, y la comunicación entre la comunidad científica y la diplomática, formuladores de políticas públicas, academia, sociedad civil, sector privado y demás sectores, a través de la generación de espacios, construcción de capacidades y producción de conocimiento constructivo”.
Referencias
DiploCientifica (2022). Sitio web institucional. https://diplomaciacientifica.org/quienes-somos/
Bonilla, K., Serafim, M., Bámaca-López, E., & Castaneda Mena, F. A. (2021). Science Diplomacy and Sustainable Development: Perspectives From Latin America. Frontiers in Research Metrics and Analytics, 58. da Silva, R. G. L., Ferreira, G. G. C., Onuki, J., & Oliveira, A. J. N. D. (2021). The institutional building of science and innovation diplomacy in Latin America: toward a comprehensive analytical typology. Frontiers in Research Metrics and Analytics, 9.
Un comentario en «Redes de redes y diplomacia científica en América Latina para el desarrollo sostenible e inclusivo»