A año y medio del inicio de la pandemia causada por el COVID-19, resulta difícil pensar en algún aspecto de nuestras vidas que no se haya visto alterado por ésta. Las negociaciones multilaterales ambientales no han sido excepción, sino por el contrario uno de los primeros espacios que tuvieron que ajustarse a la lógica de contención y prevención del virus.