El próximo domingo 7 de noviembre se celebrarán las elecciones generales para ungir al próximo binomio presidencial que se hará cargo durante el período 2022-2027. Las 4,3 millones de personas nicaragüenses que están habilitadas para votar lo harán también para renovar la Asamblea Nacional en su totalidad, es decir, los 92 diputados y diputadas que componen el parlamento unicameral, además de los 20 diputados que integran el Parlamento Centroamericano.
Los desafíos que presenta Nicaragua en estas elecciones acompañan el clima electoral en un escenario altamente complejo. El país centroamericano atraviesa un periodo de inestabilidad institucional y política creciente, que comenzó con las protestas sociales de 2018, en oposición a la reforma previsional que intentó llevar a cabo el gobierno.
Desde entonces, el escenario político se encuentra altamente polarizado, con una radicalización del enfrentamiento entre el oficialismo y la oposición que trascendió las fronteras nacionales. Por un lado el gobierno acusa a la oposición de ser parte de una estrategia internacional para derrocar al presidente Ortega mediante la movilización y la presión social, mientras que los sectores opositores denuncian una persecución judicial y política por parte del gobierno, en el marco de un proceso de centralización del poder sin precedentes en la historia de Nicaragua.